Federico Herrero, director de teatro, conceptos de dos formas del Teatro Argentino: el sainete y el grotesco
Europa Press
El sainete porteño, el grotesco y el grotesco criollo
El -sainete porteño- y el -grotesco criollo- son las expresiones dramáticas por excelencia, de la etapa inmigratoria.
Los patios de conventillo y las callejas del arrabal son los andariveles de criaturas con exterioridad risible, observa Federico Herrero.
Los autores demostraron predilección por el traslado al escenario de las orillas ciudadanas y toda la ciudad, especialmente determinados ámbitos populares, asistían a la representación diaria del gran sainete porteño.
El inmigrante se adapta o no, pero a la vez, impone un nuevo sentimiento a las cosas,
hasta las nombra y condimenta con vocablos y giros que componen una nueva jerga. Italianos y españoles, particularmente, pero también -turcos-, -polacos-, -rusos- animan una población pintoresca por el enfrentamiento, habitualmente apacible y sin prejuicios de ninguna índole, de todas las nacionalidades, razas y credos. Todo esto se resalta, de manera natural, en el -sainete porteño-.
El sainete más común es el simple actuar de fantoches cómicos o que sólo procuran hacer reír; el sainete dramático se preocupa ya por el vivir, el -cómo-, de los protagonistas sujetos a su contorno y, por fin, el -grotesco criollo- que, aún sirviéndose de las máscaras típicas del sainete, ahonda en las individualidades en situación (consigo mismo y con el medio que las contiene y perturba) y al lograr que se expresen en profundidad, se alcanzan el acento y la dimensión tragicómicas.
Las situaciones presentan las ambivalencias del que vive y a la vez, se ve vivir desde lo más profundo de una intimidad muy castigada y por ello se encuentra recogida, acurrucada en sí misma. Luego se origina el hecho precipitante y la palpitación íntima aflora, llega a la superficie y por la unión de los elementos, se produce lo tragicómico, lo grotesco.
Al respecto opina Federico Herrero, que el actor exhibe su cuerpo, pero no por su belleza, sino por lo que es capaz de hacer. Y lo que el cuerpo de una actor es capaz de hacer es más expresivo que bello y puede ser expresivo de la manera menos bella posible, la de la comedia grotesca.
Por un lado, explica Federico Herrero, está la acentuación casi primaria de rasgos, hasta alcanzarse lo caricaturesco. Por el otro, el -temperamento- dramático que define a una de las dos líneas mayores del sainete porteño. De esta línea mayor parte el -grotesco criollo- que de inmediato constituye una nueva especie entre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario