El ser humano, actor, es un arpa de mil cuerdas, ha dicho NICOLÁS FRANCISCO HERRERO, solo que para conocerla, hace falta comprender cada una de sus cuerdas y todas las partes de la estructura del arpa. A veces puede no sonar bien y no es a causa de sus cuerdas sino de la forma como es tocada. Tengamos presente que la conducta se ve impelida por los impulsos y reacciones interiores, por los condicionamientos del pasado y por las circunstancias externas, que nuestras relaciones emocionales con los demás personas son los sostenes de nuestros amores, esperanzas, penas, alegrías, triunfos o desastres. De esta manera estaremos en condiciones de basar nuestro trabajo en la propia naturaleza del ser humano, unificado el mundo interior y el mundo exterior. Porque uno sin el otro pierde su sustancia y su razón de ser. Y es ahí donde se distorsiona el arte del actor, sosteniendo que cuando sube al escenario deja de ser quien es para ser quien sabe que extraña fantasía. Al descubrir y permitir que nuestros mundos personales se reorganicen, descubrimos al principio un matadero: cuerpos medios muertos, genitales disociados del corazón, el corazón separado de la cabeza, cabezas disociadas del ser. Sin unidad interior con el sentido de continuidad estrictamente necesario para aferrarse a la identidad, a la idolatría corriente. Cuerpo, mente y espíritu desgarrados por contradicciones diferente
PROFESORES DE TEATRO /15-5823-5865/ FEDERICO HERRERO-NICOLÁS FRANCISCO HERRERO, DIRECTORES DE ACTORES, LOS QUE MAS SABEN DEL TEMA, 13 premios en orden local, 17 en orden internacional. Si un sistema ha sido concebido para ser personal, es imposible que funcione en actores que no son personales y sobre todo ni siquiera sepan qué sienten. Es imposible enseñar a actuar a una persona si ella no está en contacto con su ser interior. Su problema de actuación no puede resolverse sin modificar algo en la vida del actor.
VANGUARDIA EN ESCUELAS DE TEATRO+FEDERICO HERRERO+NICOLÁS FRANCISCO HERRERO.
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